
Mi pluma debería de ser mi mente y no mi mano.
Mis versos deberían ser susurrados por el alma.
De pequeño soñe con el arte del dibujo como arma
aunque mi destino se define año tras año.
Ojala llegase a describir lo que pienso,
lo que siento con mi corazón todo intenso,
sin embargo dibujo mentiras en cada verso,
o almenos eso dicen en mi manada,
que fuerzo todas las palabras, todos los detalles,
que surgen poco a poco por mis pulgares.
Pero solo me queda pensar
que mientras plasmo cada ocurrencia
siento la tristeza de Silvio tan inmensa.