Caminamos y caminamos, muchas veces sin rumbo, otras tantas simplemente pensamos que con rumbo. Aveces intentamos correr sin siquiera saber gatear. Es el hecho del ser humano, que simplemente la mayor parte del tiempo no sabes nada.
Hay días en los que te levantas y miras tras la ventana, como si todo fuese algo ajeno a la realidad, como si los panales de abejas que forman los edificios no existiesen. Reflexionas y piensas hacia dentro, porque aveces rayamos la cordura otras tantas simplemente no pensamos con serenidad?
La fragilidad del tiempo y lo efimero de las cosas nos rondan la cabeza, nos hacen que pensar, darnos cuenta de que nada es eterno, y no nos podemos agarrar a las cosas como un clavo ardiendo. Simplemente hay que saber sobrellevar el día a día y afrontarlo con la cabeza bien alta.
