Hace tiempo dos personitas – ella
con lunares, el con pecas – se conocieron y supieron que estaban destinados a
estar juntos. Como siempre compartían sus conversaciones y preocupaciones. Esa
noche él era el que estaba muy perdido en un camino lleno de edificios,
gigantes y superhéroes. Pero él sabía que la tenía a ella para poder hacerse
una barrera, como la que tienen los niños bajo la sabana. Se daban la mano y se
querían.
Perderse por el camino no es difícil,
lo difícil es andar siempre recto, por el lugar correcto. Pero si hacemos eso,
perdemos la esencia que tenemos y no es otra que aprender. Cuando pecas
comprende que lo bonito es tener un buen compañero de viaje, que te sepa agarrar
del brazo cuando estas al borde del precipicio, es cuando todo tiene sentido. Por
que lo bonito es poder sentir a la otra persona y sentir corazón con corazón.
Ese sentimiento tiene que ser precioso. Suerte tienen.
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